Duele... (DOLOR Y RABIA)

12.4.11

Siempre llega primero
el que va más descargado.

... porque uno no vive solo
y lo que a uno le pasa
le está sucediendo al mundo.





El tuyo es un caso de libro, me decían, pero yo que me paso la vida entre libros, no fui capaz de verlo hasta que fue demasiado tarde.


¡Cuánto tardé en darme cuenta de lo que realmente ocurría en mi vida!


Yo, tan segura siempre, aparentemente tan tranquila y relajada, controlando la situación, sin dejar vislumbrar la tensión de cada día, resulta que formaba parte de esas cifras de mujeres maltratadas durante años, que ni siquiera querían reconocerse a sí mismas que lo eran.


¿Y por qué?...


Pues porque admitir que tu vida ha sido un engaño, que has vivido una mentira, que te han destrozado, en silencio, es como admitir a los ojos del mundo que no has vivido.


Duele y por eso huyes.


Duele y por eso buscas justificaciones donde no las hay.


Duele tanto que no quieres ni pensar, porque si no piensas es como si no estuviera ocurriendo.


Engañarse es otra forma de sobrevivir y estamos condenados a hacerlo.

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¿Quién me iba a decir a mí que poco tiempo después de hacer esta entrada en la que recordaba un tema que había marcado mi vida hace tanto tiempo, Facundo Cabral sería asesinado?...
Es sorprendente que entre las etiquetas que elegí entonces para identificar esta entrada, escribiera "Dolor".
Porque dolor es lo que sentimos al enterarnos del asesinato de Facundo Cabral
Hay quien dice que por error, otros que fue intencionado.

Pero ahora, no tengo más remedio que añadir una nueva palabra: RABIA

La violencia, sea del tipo que sea, siempre es despreciable.

Rigoberta Menchú, amiga de Facundo Cabral, lloraba su asesinato y denunciaba ante el mundo la violencia existente en su país.

Quiero unirme a su dolor y a su desprecio a todos aquellos que se creen impunes ante el mundo y que permiten cometer atrocidades como la que aquí se relata.