Puede parecer extraño pero, a la gente a veces le resulta difícil reconocer que está siendo víctima de malos tratos o violencia sea verbal, psicológica o física.
Reconocer los malos tratos puede resultar particularmente difícil para quienes llevan muchos años conviviendo con ellos:
- Se acepta la situación como algo natural y se llega a creer que no se puede hacer nada al respecto.
-Se buscan excusas para justificar lo injustificable.
-Es posible que las personas maltratadas crean, equivocadamente, que son ellas quienes provocan el maltrato por conducta inapropiada –si no hubieran hecho aquel comentario, si hubieran estado más atentos, quizás…- o por no estar a la altura de las expectativas de la otra persona, o quién sabe por qué.
Y de esta manera acaban aceptando el comportamiento abusivo, la intimidación, las amenazas… como algo inherente a su persona.
¿Miedo?... ¿Impotencia?... ¿Vergüenza?...
Y viven el silencio con el alma rota, con las ilusiones rotas.