Mejor morder la arena. Yugular la garganta
con un duro cilicio que coagule las voces.
Mejor callar: rompernos la canción con los dientes
y enterrar sus pedazos en un pozo profundo
y cegarlo con piedras y con sal y olvidarlo.
Mejor fuera callarse. Licenciar la metáfora.
Adentrarse en las ruinas salpicadas de llanto
y empezar a poner con humilde paciencia
un ladrillo sobre otro.
(Ángela Figuera: De El grito inútil)
Las garrapatas son parásitos que se clavan en la piel de tal manera, que si no eres capaz de quitártelas te van chupando la sangre poco a poco.
Dicen que lo mejor es cortarlas por la mitad y luego untar la herida con aceite de oliva, para que cicatrice cuanto antes.
El problema es que una receta tan sencilla como ésta, es difícil llevarla a la práctica, de tal manera que pasan los años, uno tras otro, y sigues sin hacer el esfuerzo de quitártelas de encima.
Si consientes que esas garrapatas sigan destruyéndote ,
te hundirás para siempre,
es mejor salir a respirar
y descubrir que todavía hay aire fresco
en alguna parte.
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