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http://www.cdrtcampos.es/mujer/malos.htm
El primer mensaje que se transmite a una mujer que es consciente de estar siendo maltratada es que denuncie a su maltratador, pues su denuncia va necesariamente vinculada a una mayor protección social, vigilancia policial, apoyo moral y laboral. Sin embargo, las alarmantes cifras de asesinatos que se dan en nuestro país, dicen todo lo contrario.
Entonces, para qué denunciar.
En esta sociedad de zambomba y pandereta que llamamos España, se vive mucho “hacia fuera”, hacia el qué dirán.
Nos han enseñado durante generaciones a “lavar los trapos sucios dentro de casa” y a aceptar con resignación lo que la suerte nos depare, de manera que aprendemos a aguantar, como un sacrificio anexo a nuestra condición de mujeres. Sacar a la luz esos “trapos sucios” con los que convivimos supone poner a la vista de todos la cara oculta de nuestra pareja, lo que sólo nosotras conocemos y sufrimos, y eso es algo que ningún españolito está dispuesto a consentir.
La hombría española no se pone en entredicho, faltaría más y menos por un ser tan insignificante como esa esposa, mujer, amante, compañera, cuyo papel ha de ser el de servirle en todo momento.
¿Qué ocurre en nuestra mente, mujeres?
¿Cómo es posible que aprendamos a aceptar con resignación la muerte en vida?...
Si te ponen los ojos morados o te llenan el cuerpo de hematomas es más fácil reaccionar, porque te ves y te ven.
¿Qué pasa cuando el dolor va por dentro, cuando se te rompe el alma y las entrañas con su desprecio, con sus insultos y vejaciones…?
Sólo una minoría de mujeres reaccionan valientemente, sacan fuerzas de su propia flaqueza y le hacen frente a la vida; la mayoría se asustan, temerosas ante el porvenir, prefieren la desdicha del mal conocido al riesgo de un futuro incierto.
Para qué denunciar.
Piensan que su vida se complicaría aún más, conocido el perfil maltratador de su pareja, la convivencia sería imposible, la separación la única solución.
Pero cómo separarse de alguien de quien se ha dependido emocionalmente durante años.
Qué rumbo dar a la vida
Las piernas tiemblan y un sudor frío recorre la piel.
Quizás si le doy otra oportunidad…
Y el problema aumenta, y la angustia crece y la desolación te embarga.
El primer mensaje que se transmite a una mujer que es consciente de estar siendo maltratada es que denuncie a su maltratador, pues su denuncia va necesariamente vinculada a una mayor protección social, vigilancia policial, apoyo moral y laboral. Sin embargo, las alarmantes cifras de asesinatos que se dan en nuestro país, dicen todo lo contrario.
Entonces, para qué denunciar.
En esta sociedad de zambomba y pandereta que llamamos España, se vive mucho “hacia fuera”, hacia el qué dirán.
Nos han enseñado durante generaciones a “lavar los trapos sucios dentro de casa” y a aceptar con resignación lo que la suerte nos depare, de manera que aprendemos a aguantar, como un sacrificio anexo a nuestra condición de mujeres. Sacar a la luz esos “trapos sucios” con los que convivimos supone poner a la vista de todos la cara oculta de nuestra pareja, lo que sólo nosotras conocemos y sufrimos, y eso es algo que ningún españolito está dispuesto a consentir.
La hombría española no se pone en entredicho, faltaría más y menos por un ser tan insignificante como esa esposa, mujer, amante, compañera, cuyo papel ha de ser el de servirle en todo momento.
¿Qué ocurre en nuestra mente, mujeres?
¿Cómo es posible que aprendamos a aceptar con resignación la muerte en vida?...
Si te ponen los ojos morados o te llenan el cuerpo de hematomas es más fácil reaccionar, porque te ves y te ven.
¿Qué pasa cuando el dolor va por dentro, cuando se te rompe el alma y las entrañas con su desprecio, con sus insultos y vejaciones…?
Sólo una minoría de mujeres reaccionan valientemente, sacan fuerzas de su propia flaqueza y le hacen frente a la vida; la mayoría se asustan, temerosas ante el porvenir, prefieren la desdicha del mal conocido al riesgo de un futuro incierto.
Para qué denunciar.
Piensan que su vida se complicaría aún más, conocido el perfil maltratador de su pareja, la convivencia sería imposible, la separación la única solución.
Pero cómo separarse de alguien de quien se ha dependido emocionalmente durante años.
Qué rumbo dar a la vida
Las piernas tiemblan y un sudor frío recorre la piel.
Quizás si le doy otra oportunidad…
Y el problema aumenta, y la angustia crece y la desolación te embarga.
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