¡Pobrecita, con lo maja que es esta chica y qué mala suerte ha tenido!- Te decían-.
Pues sí, es verdad, tuviste mala suerte, te dejaste llevar por los sentimientos y no pensaste en las consecuencias de cada decisión que te obligaban a tomar.
Pero, no dejes que nadie te mire con pena, no debes dar lástima.
Asume tus errores y si miras hacia atrás que no sea con añoranza, sino para recordar que aquel camino no puedes volver a recorrerlo nunca, que siempre hay otras sendas por las que pasear.
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