Los días después

18.6.09




No sé cómo pasaron los tres años siguientes.

Cada mañana te levantabas temprano para dar un paseo con tu querida Senda, creo que era el único momento grato que te permitías, luego ibas a trabajar.
Intentabas centrarte al máximo en el trabajo para no pensar, para dejar tu cabeza libre, aunque sólo fuera por unas horas.

Del resto del tiempo no eras consciente.

Solías acurrucarte en un sillón y pasar allí las horas muertas, sin ver ni hablar con nadie, esperando el amanecer de un nuevo día.

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