A veces llega un momento en que te haces viejo de repente,
sin arrugas en la frente,
pero con ganas de morir.
Tienes una vida
y lo que hagas con ella o lo que te hagan a ti,
hay que asumirlo,
no puedes fingir que no ha pasado.
Y sin embargo finges cada vez que das la imagen de que todo está bien,
de que lo has superado.
He buscado en los desiertos de la tierra del dolor y no he hallado más respuesta que espejismos de ilusión.
He hablado con las montañas de la desesperación
y su respuesta era sólo el eco sordo de mi voz.
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