Tú también puedes hacerte daño

15.1.10


Son muchas las formas que tenemos de hacernos daño, quizás una de las más comunes sea la falta de autoestima, la insatisfacción ante lo que uno es o ante lo que nos hemos ido convirtiendo con el tiempo.
Este fenómeno ocurre en cualquier edad, pero es especialmente peligroso en la adolescencia, momento en el que te marcas tu propio camino; si entonces no eres capaz de aceptarte es difícil que consigas desarrollarte en plenitud.
La inseguridad, el descontento contigo mismo/a pueden llevarte a situaciones extremas que lejos de resolver tus problemas , los agravarán. Estoy pensando por ejemplo, en todos los adolescentes cuyos trastornos de personalidad les llevan a un trastorno en su conducta alimenticia (anorexia y/o bulimia), que repercute negativamente no sólo sobre su salud sino también sobre esa búsqueda de felicidad que o de perfección física que supuestamente subyace tras su problema.

En este enlace hay un artículo muy interesante sobre este tema: "La
enfermedad que come a la gente que no come", ojalá pueda ayudarte.


Me robaron los espejos
para que no pudiera reconocerme.

Fui hogar, puerto,
sostén, fortaleza,
remanso, caverna de silencio,
cobertor, refugio,
paño de lágrimas,
umbría en verano,
en invierno hoguera,
alcoba, vestidor y lecho.



Fui tierra fecunda,
día laboral nunca festivo,
inventora de tiempo,
desheredada del ocio,
vida entera en ara de sacrificio.



Fui despensa generosa,
cuna, columpio y escuela,
sanatorio y velada,
espalda robusta y arrullo,
piel marcada a hierro de dueño.

Fui alfombra herida
de ardientes espuelas,
vertedero de todos los residuos.

Fui sombra, no cuerpo,
apellido sin nombre ni estrella.


Pero hoy abrí los ojos,
encendí las luces
siempre vertidas en mi alma
y abrazada al influjo de la luna
bebí de la fuente
donde brotan todos los espejos.




Autora: Mª Teresa Sánchez Martín

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